Información general
La sangre está formada por un componente celular y un componente líquido que es el plasma. El plasma transporta nutrientes, proteínas y anticuerpos de defensa contra infecciones. Las células de la sangre se producen en la médula ósea. Como todos los tejidos del organismo, la sangre cumple, gracias a la circulación, múltiples funciones necesarias para la vida: intercambios respiratorios y nutritivos, distribución y regulación del calor, defensa del organismo. Para cumplir estas funciones, la sangre está formada por una multitud de células suspendidas en el plasma. Cada una de estas células juega un rol preciso. Ellas son: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
- Glóbulos Rojos: transportan el oxígeno de los pulmones hacia los tejidos.
- Glóbulos Blancos: defienden al organismo de agentes microbianos y todo tipo de infecciones.
- Plaquetas: detienen hemorragias.
A pesar de que la sangre cumple funciones idénticas en todas las personas, no todas poseen sangre idéntica y por lo tanto compatible. El análisis molecular de la sangre permite detectar las diferencias de estructura a nivel de antígenos. De ahí que hablemos de grupos sanguíneos. Estos han sido clasificados principalmente en A, B, O y Factor RH. Estos caracteres de grupo son transmitidos genéticamente.
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Ser donante de sangre es un gesto solidario y una responsabilidad social. La sangre hasta hoy es irreemplazable, no existe sangre artificial ya que no puede ser reproducida en laboratorio alguno. Varios componentes sanguíneos, en particular los celulares, como así también sus funciones, son demasiado complejos para ser «fabricados». Por lo tanto, tomando en cuenta que no existe adelanto científico capaz de reemplazar a la sangre y que tan solo el hombre la produce para el hombre, es que apelamos a la donación altruista de sangre como única alternativa para ciertos pacientes. Además, dar sangre es dar vida en vida y varias veces en la vida. Donar sangre no es un gesto banal. Es un acto de consecuencias trascendentes. No es simplemente dar, es darse. Implica ir más allá de la generosidad, la solidaridad y el compromiso.
Ser donante de sangre es un compromiso voluntario y una profunda decisión elaborada, luego de haber comprendido la necesidad de muchas personas que atraviesan una situación difícil de salud y requieren de la solidaridad del prójimo. La transfusión sanguínea es una práctica terapéutica que permite continuar con los tratamientos de enfermedades oncológicas de la sangre.
Además: El universo de las personas que necesitan una transfusión de sangre es muy amplio. Las personas que tienen esta necesidad son pacientes con enfermedades oncológicas de la sangre, aquellos que tienen que afrontar desafíos quirúrgicos, accidentes o quemaduras y otro tipo de patologías, entre ellas hemofilia, talasemia, enfermedad hemolítica del recién nacido.
Porque con nuestra sangre podemos salvar vidas.
Porque quienes disfrutan de buena salud pueden ofrecer algo de sí mismos para ayudar a quienes lo necesitan.
Porque es una posibilidad de realizar un acto generoso, desinteresado y anónimo.
Porque dar sangre es una actitud solidaria y responsable.
Porque es una decisión gratificante y un acto seguro.
Porque en nuestro país cada año se necesitan aproximadamente mas de 1.500.000 transfusiones.
A veces la vida depende de unas gotas.
Transfusión sanguínea
Por diversos factores, se desencadenan ciertas patologías que hacen que la médula ósea no produzca todos los elementos o que los produzca en forma anárquica, lo cual le impide desarrollar su función, por ejemplo enfermedades oncológicas de la sangre tales como la leucemia, linfomas, aplasias, mieloma múltiple, etc. Existe también otro tipo de patologías que no afectan directamente a la sangre o a la médula, pero que requieren tratamientos que inevitablemente perjudicarán el desarrollo normal de las células, por ejemplo diferentes tipos de cáncer o tumores. En ambos casos el tratamiento que se lleva a cabo es la quimioterapia, radioterapia o una combinación de ambos. El efecto no deseado de estos tratamientos es la destrucción indiscriminada de las células sanguíneas, lo cual va a perjudicar al organismo y a las funciones del mismo.
Es en este estadío cuando el paciente necesitará la generosidad de los demás para continuar con su terapéutica y afrontar las consecuencias. La transfusión sanguínea se vuelve indispensable para el tratamiento, convirtiéndose en una necesidad vital.