Año 2005, cursaba mi primer año en la facultad de abogacía de Tucumán, tenía una vida activa, de una adolescente deportista que jugaba al hockey, hasta que empecé a notar cosas raras en mi cuerpo a las que no les di mucha importancia, hasta que un día me levanté y cuando fui a lavarme los dientes escupí sangre …
Con 18 años y sin contarle a nadie de mi familia, tomé la decisión de sacar un turno con un otorrino creyendo que tenía alguna lesión o algo en la garganta. Cuando fui me hicieron el control y una revisión, el médico me dijo que no había nada pero por unos hematomas en mi cuerpo me recomendó hacerme un análisis de sangre …
Al día siguiente fui al laboratorio, cuando volví a la tarde a mi casa ese día me saqué la remera y tenía el brazo completamente negro, un hematoma gigante. Llamé al laboratorio y me recomendaron, para quedarme tranquila, acudir a una Hematóloga. Llamé a mi mejor amiga, quien me acompañó. Cuando llegué al consultorio llamé a mi mamá, ella no estaba al tanto de ninguna de estas situaciones, no quería preocupar a mi familia.
La Dra. me pinchó el dedo y luego habló conmigo y mi madre para decirnos que las plaquetas estaban muy bajas y que esperemos el resultado del laboratorio que me había realizado.
Al día siguiente me entregan los análisis y tenía todos los valores del hemograma alterados .. me derivaron de urgencia a un oncólogo , quien me realizó una punción de esternón dándome el diagnóstico inmediato de una aplasia medular severa …
Me recomendó viajar de manera urgente a buscar mi tratamiento en Fundaleu …
Llegué con un bolsito de mano sin saber que ese lugar se convertíria en mi hogar …
Fue mi hogar, si, me recibió el Dr Santiago Pavlosvky, con su calidez, su sencillez, su voz suave me transmitió calma, me contuvo. me abrazó, me presentó a todo el equipo médico que llevaría adelante mi tratamiento…
Pasaron días, semanas, meses …. algunos no tan buenos … pero jamás dándome por vencida.
Me la pasaba el día entero mirando a mis seres queridos por la ventana que daba hacia la calle, parados firmes con lluvia, con frío, con sol … como no iba a luchar ?
Llegó el tan esperado alta, con un tratamiento ambulatorio exigente, transfusiones todos los días, inyecciones, bombazos con drogas, catéteres, todo parecía no terminar más ..
A unos meses de todo esto empecé a tener dificultades para caminar …
Con una resonancia confirmaron una necrosis de fémur derecho por uso excesivo de corticoides…
Otra vez el mundo se me derrumbaba, muletas de por medio, mucho reposo por los dolores insoportables …
Pasó un año hasta que me pudieron realizar la primer cirugía en mi cadera …
Me juré volver a caminar por mis propios medios, me juré volver a jugar al hockey …
Y así empecé mi rehabilitación dando todo de mí, poco a poco mi tratamiento daba resultado, mi médula se recuperaba y yo empezaba a dar mis primeros pasos sin ayuda ….
Logré mi alta, volví a mi casa, mi ciudad, con toda mi familia, mis amigos …
Y si, tiempo después logré volver a pisar una cancha ….
Los años pasaron, me casé, busqué la solución definitiva para mi cadera en el hospital italiano donde me hicieron un reemplazo total, contra todo pronóstico y con trombofilia tuve a mis dos hijas de manera natural …. Si ! Natural ….
Hoy tengo 37 años, estoy casada con la persona que me acompaña desde aquel septiembre de 2005. Tengo dos hijas de 6 y 3 años, una familia maravillosa, unos amigos de fierro, y si … sigo practicando el deporte que tanto amo y por el q tanto peleé.
Nunca me voy a olvidar de toda la gente maravillosa que conocí en Fundaleu, la Dra Isolda, el Dr Santiago que fue luz en mi camino ..
Las enfermeras, cocineras, todos aquellos que me trataron con tanta dulzura en momentos de desesperación y tristeza.
Acá va un resumen de mi historia, nunca pero nunca pierden la fe, las batallas se ganan y la vida siempre da revancha.
Un fuerte abrazo desde San Miguel de Tucumán.
Luciana Adad